viernes 6 de agosto de 2010El Conflicto Mapuche no existe (para la prensa)
¿Por qué los medios de prensa nacional dan amplia cobertura a la huelga de hambre de un disidente cubano y no atiende la huelga que desde hace varias semanas protagonizan una treintena de peñis mapuches que reclaman por el respeto de su derecho a tener un proceso justo? ¿Por qué ningún programa de televisión tipo Contacto, En la Mira o Informe Especial se infiltran en alguna de las comunidades “conflictivas” y ven en directo qué es lo que sucede? ¿Alguien nos puede decir qué es lo que verdaderamente sucede con el llamado “conflicto mapuche”?.
Estas son algunas de las interrogantes que me surgían ayer cuando veía posar para la foto al Canciller Moreno y al senador Walker junto al disidente cubano José Ubaldo Izquierdo. Este último arribó a Chile proveniente de España luego de ser liberado tras la huelga de hambre protagonizada por Guillermo Fariñas en la tierra de Fidel y que conmoviera a todo el mundo.
Desde hace algún tiempo circulan en mi perturbada cabeza una serie de elucubraciones en torno al montaje que realizan diversos medios de comunicación en nuestro país. No está de más recordar que los medios de prensa están en manos de unos pocos consorcios serviles a los intereses de los sectores más reaccionarios de este país.
El año pasado escuchaba a un destacado académico de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano quien dirigía una tesis sobre la construcción del conflicto mapuche en la prensa chilena y de cómo El Mercurio ha sido uno de sus mayores promotores.
Hay algunos mal pensados que dicen que éste conflicto lo han escalado los mismos terratenientes ya que eso les permitía vender sus fundos – de baja calidad – a buen precio a la CONADI.
No me extrañaría que en este país se inventen conflictos a través de la prensa para desviar la atención sobre los asuntos principales o para distorsionar la imagen o el accionar de un gobierno. Así, tenemos la invención de la puerta giratoria, cuando nunca en Chile había habido tanta gente en la cárcel.
También está el caso del pakistaní detenido por tener trazos o restos de explosivo en sus ropas, al cual pareciera que todo el mundo ya ha olvidado.
No me extrañaría que todo haya sido un montaje del Ministro del Interror para mostrar que cambió la mano con la delincuencia y al terrorismo. Espina por su parte se ha cansado de tratar de encontrar una conexión entre el “conflicto mapuche” y las FARC. Ahora, con la sublevación de los Rapa Nui capaz que busquen alguna conexión entre los moais y algún grupo subversivo polinésico.
Nuestra nueva forma de gobernar se parece a la de un señor Bush que gobernó las tierras del tío Sam y que veía enemigos en todas partes. Ojalá no terminemos como ellos, con el repudio de toda la comunidad internacional.
No se trata de negar la existencia de un conflicto. Éste efectivamente existe. Las comunidades mapuches luchan por recuperar parte de las tierras de las cuales han sido desplazados, por rehabilitar sus tradiciones y costumbres pero, por sobre todo, luchan por recuperar su dignidad. Aquella dignidad que todos nosotros hemos pisoteado durante los últimos quinientos años.
El conflicto no es de ellos, sino de todos nosotros herederos de una costumbre conquistadora que menosprecia a los pueblos originarios y no respeta su nación. Sí, porque a pesar de que a muchas autoridades de éste y de anteriores gobiernos, el pueblo mapuche constituye una nación dentro del Estado de Chile.
Esperamos que algún día, así como ha ocurrido en Bolivia o en Ecuador, se reconozca como se debe a los pueblos originarios.
Por su parte, un dato de la causa. La derecha tiene experiencia en montajes comunicacionales, basta recordar a Francisco Javier Cuadra y su sobredimensión mediática del cometa Halley para ocultar los compromisos incumplidos y las atrocidades de la dictadura.
Por Phillipo Verghalontini
ASAMBLEA NACIONAL POR LOS DERECHOS HUMANOS CHILE
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