
EL AUSTRAL (CHILE)
Huelguistas mapuche hablan desde la cárcel: "No dejaremos la huelga hasta la muerte si es necesario"
El Austral conversó en exclusiva con los huelguistas mapuche que hace más de 40 días se mantienen sin consumir alimentos exigiendo que no se les aplique la Ley Antiterrorista.
Francisco Carrasco
"Lo que hago lo hago por convicción. Si tengo que dejar la vida y a mi familia por una lucha que se viene arrastrando hace 200 años, lo voy a hacer…”
Esta fue una de las últimas palabras que dijo Felipe Huenchullán el pasado miércoles durante la hora de visitas a los 10 internos en el gimnasio de la cárcel de Angol.
Minutos después su debilitado cuerpo comenzó a decaer para finalmente sentir mareos y caer desmayado.
Sus “peñis”, asustados, lo tomaron de sus brazos y en andas lo llevaron hasta la sala de enfermería y de ahí acompañado por gendarmes y efectivos del GOPE hasta el Cesfam “Piedra del Águila”.
La entrada
Este fue uno de los recientes episodios críticos de la huelga de hambre que 34 comuneros procesados y condenados ejecutan en cárceles de Concepción, Lebu, Angol, Temuco, Imperial y Valdivia.
Y fui testigo de ésto gracias a que uno de los lonkos me permitió acompañarlos. El salvoconducto nacería de una reunión en una ruka de Temucuicui 24 horas antes.
Entramos a las 10 horas a la Cárcel de Angol. Las medidas de seguridad en el centro penitenciario son rígidas.
Previo registro fotográfico y documental, accedimos a verlos sin el acceso de cámaras fotográficas o grabadoras. El encuentro fue en un gimnasio del recinto, apartado del resto de la población penal.
Tras esperar unos minutos y ordenar unas largas mesas y bancas dispuestas para la ocasión, aparecieron los detenidos saludando cordialmente a todos los visitantes. El semblante no era de los mejores, y sus más cercanos lo sabían.
Critico estado
Informes médicos afirman que tras 40 días de ayuno –hay que recordar que ellos empezaron la huelga el 26 de julio y no el 12 del mismo mes como el resto--ya han bajado en promedio entre 13 y 16 kilos.
A ese nivel las cefaleas ya son insoportables; la pérdida de la memoria y el déficit atencional son constantes, como asimismo la somnolencia, la falta de apetito y los fuertes dolores a las entrañas agravados por el desmedido consumo de hierba mate, té y cigarrillos.
Lo que demandan no es nuevo, sino más bien recurrente.
El término de la aplicación de la ley antiterrorista; el fin a los procesamientos por la justicia militar; la inhabilitación del fiscal especial Miguel Angel Velásquez; la desmilitarización de la zona mapuche y la devolución del territorio ancestral.
Y el objetivo, a pesar de los llamados a deponer la causa, es claro: “No dejaremos la huelga hasta la muerte si es necesario”.
En la última semana, el conflicto de los huelguistas tomó un lado inesperado para ellos con los anuncios del Gobierno y la sumatoria de dos menores del centro de detención del Sename en Chol Chol a su movilización.
La justicia que no llega
En el encierro, entre la estrechez de las paredes y la cada vez más disminuida capacidad de pensar y movilizarse, la opinión de los huelguistas sobre estas cosas es una sola: “justicia”.
Waikilaf Cadin Calfunao, joven dirigente acusado de portar explosivos y de amenazar de muerte al fiscal Miguel Velásquez, asegura que “todo lo que ha hecho el Estado es un mala política porque la idiosincrasia del pueblo mapuche, cuando lo apresan, es hacerse más fuerte”.
Pero esa fortaleza en la cárcel no sólo nace de la determinación aborigen sino del mensaje que cada día de visita expresan figuras como la condenada activista Patricia Troncoso Robles, “La Chepa”, o los werkenes de la Comunidad Temucuicui Autónoma, Jorge y Jaime Huenchullán. Estos últimos no escatiman en aliento a Felipe, de 23 años, el menor de la familia que en términos discursivos, y pesar de su debilidad, es el más elocuente.
“El Estado sistemáticamente nos mata sino es en los territorios es en la cárcel y vamos a llegar hasta las últimas consecuencias para que no nos apliquen la Ley” afirma el joven.
“El gobierno está haciendo el loco. Vende una imagen humanitaria con los mineros y dando asilo a los cubanos y no ve lo que pasa en el sur. Tienen el reality minero con esos chilenos que se están alimentando y con sus cámaras de televisión y no ven lo que pasa con estos 32 huelguistas. Se demuestra que por ser mapuche no se tiene la misma cobertura” agregó.
La crítica es dura y es lo que se transmite hacia el exterior. Pero en el seno de los huelguistas lo que hay es extrañeza y esperanza. Más aún con el anuncio del ministro Rodrigo Hinzpeter de presentar una modificación a la Ley Antiterrorista y el alto interés que hoy demuestran los parlamentarios de la Concertación de participar, a pesar que antes no lo hicieron, en una solución definitiva a sus demandas.
“Sorprende que los gobiernos que eran más cercanos no hicieron lo necesario y que el gobierno en el que esperábamos mayor represión busque la solución. ¿Al final es enemigo o no es enemigo la derecha?...”, se pregunta Cadin.
Solo palabras
“No sabemos cuál es el grado de compromiso que pueda asumir el Gobierno o los parlamentarios de la Concertación. Todos vienen a decirnos que nos van a ayudar, pero hasta ahora no hemos visto nada”, argumenta Camilo Tori, el más joven, introvertido y pequeño de los diez internos de la Cárcel de Angol, acusado por el Ministerio Público de participar en el asalto y quema de camiones en el peaje de Púa.
Para ellos, los mensajes de los ministros del Presidente Piñera no son más que palabras que no tendrán eco hasta que no vean algo concretado en papel.
“Tenemos la convicción clara y nadie la podrá cambiar hasta que tengamos procesos justos y no se nos aplique la Ley Antiterrorista”, afirma Víctor Queipul, hijo del lonko de la comunidad Temucuicui, quien a sus cortos 24 años está procesado de cuatro atentados de tipo terrorista.
Acusan
En un día normal los huelguistas no están acostados. Tori cuenta que los “peñis” asumen tareas como artesanos o mueblistas en los talleres del recinto y caminan en el patio, pero no cuenta más. Su obsesión en la visita es convencerme que es inocente: “La fiscalía no se por qué me involucra. Debe ser porque yo he apoyado a otros dirigentes y nada más. Ahora si el Gobierno no da respuesta a mi demanda yo estoy dispuesto a dar la vida”.
Los internos afirman que no son conflictivos. Aunque al momento de la estadía en la cárcel uno de los huelguistas, Eduardo Osses, estaba castigado y aislado en el módulo sin visitas por no obedecer una orden durante un reciente allanamiento de Gendarmería.
Estos allanamientos, cuentan los internos, son más frecuentes en ellos.
“En general nos portamos bien –dice Lorenzo Alex Curipan Levipan, de la comunidad mapuche Rankilko—. El problema es que viven molestándonos. Hay mucho amedrentamiento de parte de los gendarmes. Nos dicen cosas cada vez que aparecemos en los medios como para que reaccionemos y nos castiguen. No nos respetan y no comprenden que lo que hacemos no es contra ellos, es contra el Gobierno. No respetan nuestro movimiento”.
Parafernalia
El caso de Curipán es particular. Está dentro de las demandas de los huelguistas de este recinto. Ellos piden que su juicio que lo condenó por incendio terrorista a una empresa forestal quede nulo y se haga otro sin la presencia de testigos protegidos.
El sentir de este comunero a los últimos eventos políticos es que “todo es parte de una parafernalia bicentenaria. Al Gobierno y a la Concertación les voy a creer cuando mi juicio sea anulado y se haga un proceso justo, sin mentiras” acota.
Desde que se inició la huelga hasta hoy, cuatro comuneros han debido ser llevados a hospitales o consultorios por el deterioro de su salud, incluido el líder de la Coordinadora Arauco Malleco, Héctor Llaitul. En tanto, en La Moneda, se prepara el documento que el Ejecutivo despachará al Congreso con las modificaciones a la Ley Antiterrorista, propuesta que hasta hoy no es conocida por los huelguistas ni familiares.
ASAMBLEA NACIONAL POR LOS DERECHOS HUMANOS CHILE
No hay comentarios.:
Publicar un comentario