Las consecuencias del año en que la calle despertó
2012: Del poder político al poder ciudadano
Nadie duda que las movilizaciones estudiantiles marcaron el 2011 y generaron cambios profundos en la política nacional. Con la continuidad del movimiento, el estreno de la inscripción automática y el voto voluntario, la posibilidad de emergencia de nuevos referentes e importantes reformas en carpeta, este año la arena política se avizora movediza.
En agosto de 2011 un millón doscientas mil personas salieron a las calles de Santiago para protestar por el sistema educacional, un hito de movilización ciudadana que no tiene parangón en la Historia de Chile y que representa el punto máximo de las manifestaciones estudiantiles que comenzaron en abril.
Y aunque en los estertores de este año las marchas cedieron a negociaciones sin grandes avances, para los expertos esto responde al desarrollo normal de los procesos de protesta, que no se pueden institucionalizar sino que, más bien, dan cuenta de momentos de presión específica que los movimientos ciudadanos ejercen sobre las autoridades. Es por eso que para este 2012 todo indica que el movimiento estudiantil continuará, aunque con otras estrategias de lucha.
Pero las consecuencias de este despertar social quedaron marcadas a fuego en la política chilena. Mientras el poder ciudadano aumentaba, las encuestas nos mostraron a lo largo del 2011 cómo la legitimidad que se le otorga a las instituciones políticas iba disminuyendo proporcionalmente, desde el Presidente hasta Carabineros, pasando por la Concertación y la Alianza.
Para el sociólogo Alberto Mayol, este nuevo escenario hace evidente que durante el 2012 “van a haber nuevos partidos y nuevos referentes” en los que pueden incluirse o no los dirigentes estudiantiles.
“El movimiento tiene una necesidad de tránsito de lo social a lo político, ese tránsito es siempre problemático, algo se pierde y algo se gana. Hasta el momento el movimiento estudiantil no ha querido perder nada y eso le ha permitido tener una legitimidad importante. Es una ecuación difícil de resolver. La probabilidad de que surjan frentes nuevos, partidos políticos nuevos es muy alta. Básicamente, porque las transformaciones institucionales que se vienen, que son un resultado de estas movilizaciones, van a generar un aumento de la presión sobre los diques de contención que se tenían sobre la ciudadanía, y ese aumento de presión va a significar la ruptura de esos diques de contención, por lo tanto, van a entrar nuevas afinidades electorales, nuevas posibilidades de desarrollo en el mundo político. Van a haber nuevos partidos y nuevos referentes”, pronostica Mayol.
Desde la perspectiva de Marcela Ríos, cientista política y directora del Programa de Gobernabilidad del PNUD, las consecuencias de las movilizaciones estudiantiles dependen, en gran medida, de si la institucionalidad es capaz de canalizarlas en reformas democráticas.
“A veces parece que muchos de los actores políticos piensan que no ha pasado nada y sigue todo igual, cambiemos todo para seguir igual, y que en realidad no hay una intencionalidad de modificar las reglas del juego. Si eso es así, las protestas no se traducen en forma virtuosa en cambios de profundización democrática y se pueden traducir en que triunfe un líder populista anti sistema y que encante a los electores con un discurso anti política, lo que ocurre frecuentemente en América Latina”, sostiene Marcela Ríos.
En este sentido, la cientista política afirma que sin un cambio al sistema binominal “es difícil que las transformaciones de los actores se traduzcan en algo completo”. Ríos explica que aunque se flexibilice la ley de partidos políticos permitiendo la entrada de nuevos referentes, éstos no tendrían ninguna posibilidad de tener representación parlamentaria si no se reforma al sistema electoral.
En este ámbito, uno de los cambios más relevantes que se produjeron el 2011, y que va a tener grandes consecuencias a futuro, es la inscripción automática y el voto voluntario, que incorpora a más de cuatro millones al padrón electoral, pero también la mayor dosis de incertidumbre que se haya tenido en términos de elecciones en el último tiempo. Y la prueba de fuego serán las municipales de octubre.
“Pasar de un principio de ciudadanía que se activaba por la inscripción electoral, a un principio de ciudadanía que nace por la potencialidad electoral es un cambio muy sustantivo. La radicalidad de ese cambio supone una transformación de todo el orden institucional y la relación de los chilenos con la política y las elecciones. Todos los que dicen que es imprevisible el escenario se quedan cortos porque lo que están diciendo es que no sabe quién va a ganar, y el problema es más complejo: no se sabe lo que va a pasar”, afirma Mayol, y augura que “esto va a ser bastante más potente de lo que se espera y es más imprevisible”.
Gran parte de los que protestaron en las calles serán ahora los que decidirán en las urnas el futuro político del país – o bien con su silencio seguirán manifestando su descontento- una masa de la que no se tiene registro de su comportamiento electoral y que está cada vez más interesada en política, de hecho, se constituyó este año en el motor de las transformaciones.
Y todo indica que ese será el rumbo que seguirá. Los expertos coinciden que estamos ante el fin de un ciclo político en Chile que comenzó en la dictadura, terminó con la muerte de la Concertación – conectada a un respirador artificial por estos días- y el ascenso al poder de Sebastián Piñera, y recibió su estocada final con las movilizaciones ciudadanas.
El periodo que viene, según Alberto Mayol, va a estar centrado en la ciudadanía.“El 2012 empieza un nuevo ciclo que todavía no tiene orden porque además pilló a todos los actores políticos desnudos, no tienen ningún proyecto, tienen que empezar a construir condiciones para tener un proyecto. Históricamente en Chile cuando vienen estos cambios están los partidos políticos o los militares o la iglesia católica conduciendo este cambio, hoy día ninguno de esos actores tienen legitimidad para conducir proyecto político alguno, por tanto, el poder que adquiere la ciudadanía es muy superior a lo que normalmente ocurre en nuestra Historia y esa es una transformación que comienza en 2011 y que desenvolverá con retrocesos, no va a ser lineal, en 2012”.
De la calle a las urnas, de la dirigencia estudiantil a los partidos, de la protesta a la incidencia, el próximo año político tendrá nuevos protagonistas, y muchos de ellos anónimos.
ASAMBLEA NACIONAL POR LOS DERECHOS HUMANOS CHILE
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