En medio de protestas estudiantiles, sondeos marcan que el nivel de apoyo a Piñera y a la oposición descendieron a niveles históricos.
Por: DPA
La crisis social y política que azota Chile, con un creciente rechazo al presidente Sebastián Piñera y todas las élites políticas, está abriendo paso a una "primavera chilena", admitió hoy incluso el ex presidente Ricardo Lagos.
"Los tiempos han cambiado. (...) El andamiaje político que emergió a principios de los 90 está obsoleto y ahora tenemos la obligación de ponernos de acuerdo en un nuevo sistema", asumió el líder socialista.
Paralelamente, los 1.000 policías que el gobierno de derecha desplegó hoy para reprimir las manifestaciones estudiantiles en la capital reflejaron la gravedad de la situación.
También que el apoyo al gobierno cayera a 26 por ciento y a la oposición a un 20 por ciento, como reveló en la jornada un sondeo del influyente y patronal Centro de Estudios Públicos.
"Ojalá todos pudiesen escuchar esto de igual manera, son todos los que han bajado, el gobierno, las coaliciones", dijo el vocero del gobierno, Andrés Chadwick, primo de Piñera.
Las protestas, que derivaron en enfrentamientos, terminaron de sellar así el rechazo de los estudiantes a la propuesta del gobierno para acabar con la huelga del sector que dura dos meses.
"Nos vamos a seguir movilizando", resumió la líder universitaria Camila Vallejo, la estudiante de geografía de 22 años que encabeza las marchas, en demanda por educación gratuita de calidad.
El gobierno, fracturado en sus filas y sin consensos con la mayoría opositora de centro izquierda en el Senado, no logra concitar apoyo luego de tres cambios de gabinete en año y medio.
De hecho, el senador socialista Fulvio Rossi anunció un bloqueo legislativo al Ejecutivo, en reclamo porque éste prohibió las manifestaciones apelando a un decreto heredado de la dictadura militar.
"Hemos visto represión hacia menores (...) y se están vulnerando garantías constitucionales básicas, por lo que vamos a hacer un bloqueo en el Congreso a las iniciativas del gobierno", dijo Rossi.
"¡Piñera aprende a gobernar!", gritaron además niños de diez años que marcharon por el barrio cívico de Santiago. "El gobierno no está actuando con sabiduría", acotó el analista demócrata cristiano Sergio Micco.
Pero detrás de todo late un malestar por la desigualdad que cruza Chile, empalmada con un sistema electoral, heredado de la dictadura de Augusto Pinochet, que impide la representación proporcional.
Unos cuatro millones de jóvenes entre 18 y 30 años no están inscritos en los registros electorales y no pueden votar. La mitad de los hogares vive con menos de 1.000 dólares mensuales en un país donde diez familias poseen un patrimonio de 75.000 millones de dólares.
Ambos hechos resumen las inequidades de un país que fue mostrado como un ejemplo de desarrollo, ingresando incluso a la OCDE, el club de los países ricos.
Paradójicamente, hoy ese modelo de desarrollo es el puesto en entredicho por los movimientos sociales, en la antesala de las elecciones municipales de 2012 y presidenciales de 2013.
Un 80 por ciento de los chilenos, por ejemplo, desea que se deje de permitir el lucro en la educación, situación que permite que hasta las universidades públicas cobren cientos de dólares en mensualidades a sus alumnos, que egresan de ellas con deudas de hasta 50.000 dólares.
La gran duda es cuánto está dispuesto a cambiar el gobierno, toda vez que en sus filas hay varios ex colaboradores del ex dictador Augusto Pinochet, sostuvo el intelectual José Bengoa.
El académico y defensor de derechos indígenas recordó que los ministros Pablo Longueira, Joaquín Lavín y Andrés Chadwick, primo de Piñera, estuvieron en un acto en que el dictador los ungió como modelos de su régimen en 1977.
De hecho, el gobierno reiteró que ya hizo su mejor oferta a los estudiantes, proponiendo elevar en cuatro millones de dólares la inversión en el sector, esencialmente para reducir la tasa de interés de los créditos con que ellos pagan su deuda educacional.
Los jóvenes, en la vereda opuesta, simplemente quieren que la educación pública sea gratuita.
"Hay gente que quiere echar abajo al gobierno, ese es un hecho", lamentó en ese marco el senador Carlos Larraín, presidente de Renovación Nacional, el partido del presidente.
ASAMBLEA NACIONAL POR LOS DERECHOS HUMANOS CHILE
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