Ella no necesita maquillaje; ni por fuera ni por dentro: Su belleza es indiscutible y su discurso al frente de las protestas de los estudiantes chilenos es claro y sereno; le molestan las alusiones a su agraciado físico y suelta una perorata de lo que le interesa: Que la educación en su país sea gratuita, a cargo del gobierno. Ambas cualidades han llamado la atención de la prensa nacional e internacional, y en las entrevistas por televisión las cámaras no le pierde el foco; cuando habla y cuando no. Es Camila Vallejo, que ha cautivado a Chile y al mundo.
'Todos estamos enamorados de ella', dijo el pasado jueves el vicepresidente de Bolivia, Alvaro García Linera, al elogiar la belleza de Camila y su capacidad para conducir la 'gran revuelta' estudiantil que agita por estos días a Chile.
Su cuenta en la red social Twitter (@camila_vallejo) ya rebasó los 136 mil seguidores; la búsqueda “Camila Vallejo” es una de las más repetidas en Google y produce miles de resultados, mientras que el blog 'camilapresidenta' es visitado por miles al día.
“En Chile se instauró el modelo neoliberal en la educación y el Estado redujo sus aportes. Hoy el costo de la educación superior descansa en las familias, que tienen que endeudarse para educar a sus hijos. Lo que buscamos es recuperar la educación pública”, dice en cada entrevista, en cada discurso.
Los padres de Camila, de 23 años y pasante de la carrera de Geografía, son Reinaldo Vallejo y Mariela Dowling. Ambos bien parecidos, ambos comunistas militantes. De ahí la herencia de la dirigente estudiantil y presidenta Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech) desde el pasado noviembre.
Se sabe bella pero también inteligente, y cuando se le pregunta sobre su apariencia, con toda seriedad dice que “dar explicaciones sobre mi propia apariencia es absurdo. Me han preguntado incluso si yo gané [la presidencia de la Fech] por el voto hormonal. Eso no se lo preguntan a un hombre. Detrás de esa pregunta hay razones que pueden llegar a ser muy vulgares”.
Su gran popularidad hace desatinar a sus opuestos ideológicos que la amenazan y la insultan en las redes sociales. La cosa ha llegado al punto en que una funcionaria del Ministerio de Cultura, perdiendo toda compostura, le dedicó en Twitter: “Muerta la perra, se acaba la leva”.
Pero sin hacer caso, ella recuerda: la crisis en el sistema educativo chileno deriva de la implantación del modelo de economía de mercado en la educación durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), modelo que se mantuvo con el retorno de la democracia y ha permanecido “intocado” durante los últimos 21 años.
E insiste: “la educación debe dejar de ser un producto de mercado para retomar su carácter de inversión social orientada a afianzar la democracia y fomentar el acceso igualitario al conocimiento”. |
|
No hay comentarios.:
Publicar un comentario