Gran revuelo ha causado el planteamiento de algunos parlamentarios en el sentido de hacer uso de la figura del indulto a favor de los comuneros mapuches.
Gran revuelo ha causado el planteamiento de algunos parlamentarios en el sentido de hacer uso de la figura del indulto a favor de los comuneros mapuches, pues para algunos sería una forma ilegítima de discriminación para favorecer a un sector específico de la población. En cambio, para otros, sería una vía para contribuir a pacificar la problemática con el pueblo mapuche.
El indulto o “derecho de gracia” es una potestad excepcional consistente en la remisión total o parcial de una pena otorgada por una autoridad, normalmente, el Presidente de la República y que implica una intervención en materias que regularmente son de competencia del Poder Judicial. Por ende, su aplicación debe realizarse en forma restrictiva, cuidando no lesionar la independencia de nuestros tribunales, que ya han emitido un pronunciamiento en estas causas cuyo contenido debe ser respetado, independientemente si nosotros creemos que ellas son justas o no.
En este sentido, si la razón última del indulto es simplemente ceder frente a la presión de un grupo para silenciar sus reclamos, creo que esta sería la peor decisión que se podría tomar, pues se generaría un pésimo precedente para otros grupos que, con o sin razón, exigieran un trato similar, como podrían ser los militares condenados por violaciones a los Derechos Humanos.
No obstante, si el indulto a los mapuches se establece como parte de una solución integral a la problemática de los pueblos originarios en Chile, me parece que ello apuntaría en el sentido correcto, pues sin perdón no puede haber reconciliación con un sector de nuestro país que por años hemos marginado y olvidado.
Boris Fiegelist Venturelli
Director de carrera de Derecho, Universidad Andrés Bello
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