Parece evidente que protestarán de diversas maneras estudiantes, pescadores artesanales, portuarios, ciudadanos de varias regiones, medioambientalistas, minorías, trabajadores, empleados fiscales, pobladores, damnificados, cada sector social y territorial con demandas concretas.
Por Hugo Guzmán
“No lo entendemos”, fue la frase del ministro de Educación, Harald Beyer, frente al llamado a movilización que hicieron los estudiantes para el 15 de marzo. La primera de una serie de actividades que tienen programadas las organizaciones de los secundarios y la Confederación de Federaciones de Estudiantes de Chile (CONFECH). Probablemente esas palabras las repetirán otros altos personeros de la administración de Sebastián Piñera frente al sinnúmero de marchas, paros, protestas, movilizaciones, huelgas y demandas que se prevén para los meses del 2012.
De inicio, para el mismo jueves 15 de este mes, los pescadores artesanales de Puerto Montt ya anunciaron una manifestación en contra de la Ley de Pesca que está en análisis en el Congreso. Este sector está movilizado en varias regiones donde seguirán protestando hasta que se defina aquel trámite legislativo. También anuncian movilizaciones y eventuales paros los trabajares portuarios que, en lo esencial, están exigiendo mejoras laborales y salariales, contar con una reglamentación portuaria nacional y que se regulen las inversiones de los privados.
Están a la puerta las movilizaciones en Magallanes, Calama (es posible que haya una manifestación a fines de marzo), Concepción, Arica, entre otras ciudades, en una ola de protesta social y ciudadana de carácter regional, que incluye la estructuración de organizaciones como el Movimiento Social de Aysén y el Frente Norte, a lo que se agregaría un referente transversal en la Región del Biobío. Hace un par de semanas, el senador Alejandro Navarro y los alcaldes de Lota (Alejandro Venegas) y de Los Álamos (Lautaro Melita), alertaron que podría venir “un estallido social” en la provincia al saberse que el gobierno finiquitó el Plan Arauco promovido por la ex presidenta Michelle Bachelet, exigiendo además la implementación de medidas sociales para paliar situaciones de pobreza, desempleo y falta de viviendas en la zona.
Carácter nacional seguirían alcanzado las protestas por los proyectos y construcciones de centrales hidroeléctricas y de empresas mineras, lideradas por agrupaciones medioambientalistas que demostraron el año pasado una gran capacidad de convocatoria en marchas tanto en la capital como en ciudades de provincias.
En reuniones de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), incluso en el marco de la movilización en Aysén, varios dirigentes nacionales plantearon la posibilidad de comenzar a organizar un Paro Nacional, similar al convocado en agosto del 2011, como una manera de efectuar una protesta nacional, social y sindical, para cuestionar las políticas públicas del gobierno, los incumplimientos de promesas, atrasos en la reconstrucción, respuestas represivas, etc. Las fechas barajadas apuntaron a mitad de año, considerando que la CUT en agosto enfrentará sus elecciones internas.
A ello hay que agregar la previsible paralización y movilización de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF) que, ya se visualiza, no tendrá respuesta positiva del gobierno respecto a sus demandas salariales, fin de despidos y mejoras en los planes de retiro.
A ello hay que agregar la previsible paralización y movilización de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF) que, ya se visualiza, no tendrá respuesta positiva del gobierno respecto a sus demandas salariales, fin de despidos y mejoras en los planes de retiro.
Aunque incipiente aun, los dirigentes sindicales de las organizaciones del sector Salud anunciaron “la rebelión de las camillas”, lo que vaticina una serie de paros, huelgas y movilizaciones de los trabajadores de la Salud para reclamar no sólo derechos laborales, sino mayor presupuesto y atención del sector público, mejora en la infraestructura hospitalaria y acceso gratuito a sectores pobres de la población. La promoción de “Salud digna, pública y gratuita”.
A fines de febrero se efectuó un encuentro de diversidad de agrupaciones sindicales y sociales para programar acciones destinadas a protestar -yen lo posible evitar- por la tácita privatización de la explotación del litio. Ya hay grupos ciudadanos organizados en Atacama que están anunciando manifestaciones y levantando la demanda de que la explotación de ese mineral deje recursos financieros en la zona. A ello habrá que agregar la continuidad de la exigencia de que las trasnacionales del cobre paguen más impuestos, que los márgenes de ganancias del sector beneficien a la población de las zonas donde se explota el mineral y que se re-nacionalice “el sueldo de Chile”.
Aunque a inicios de este año no está en la agenda contingente, se sabe que siguen trabajando y organizadas las comunidades mapuches y que probablemente reinicien acciones en defensa de los comuneros presos y por derechos de tierra y culturales.
Las denuncias por violaciones a los derechos humanos, sobre todo cometidas por Carabineros, institución que acentúa su accionar frente al elevado número de expresiones de movilización y protesta, tenderán a aumentar en informes de diversidad de organismos, pero seguramente también a través de manifestaciones, como las ocurridas cuando se produjeron heridos graves en Aysén y en las marchas de los estudiantes.
Hay fechas en el calendario político que posiblemente en este año –y como es tradicional- se conviertan en puntos de concentración y protesta masiva: el Primero de Mayo (Día Internacional de los Trabajadores), el 21 de Mayo (Cuenta del Presidente de la República), 11 de septiembre (aniversario del Golpe de Estado), entre otras.
Hay fechas en el calendario político que posiblemente en este año –y como es tradicional- se conviertan en puntos de concentración y protesta masiva: el Primero de Mayo (Día Internacional de los Trabajadores), el 21 de Mayo (Cuenta del Presidente de la República), 11 de septiembre (aniversario del Golpe de Estado), entre otras.
No se podría descartar, por lo demás, manifestaciones de minorías sexuales, organizaciones de mujeres, pobladores y organizaciones de los sin casa, agrupaciones de damnificados en zonas del terremoto y maremoto, Colegio de Profesores, representaciones del mundo cultural e intelectual, entre otras, que ya dieron muestras de capacidad de instalación de demandas y movilización en los meses del 2011.
Independiente de la capacidad de respuesta del gobierno, de las miradas que puedan existir sobre las demandas sectoriales y territoriales, de las características que alcancen las formas de protesta y los resultados de ellas, parece indesmentible que la conflictividad social apunta a ser un sello de la realidad nacional durante este año.
ASAMBLEA NACIONAL POR LOS DERECHOS HUMANOS CHILE
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